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Hüttler, el hematólogo que ganó por
sorpresa una batalla al VIH:
«Hemos burlado al sida, pero no lo hemos curado»
Un hematólogo berlinés ha ganado por sorpresa una batalla al VIH con un trasplante de médula. No es una curación, pero sí la esperanza de un nuevo frente para 33 millones de enfermos en el Día del Sida
RAMIRO VILLAPADIERNA | BERLÍN
En su hora estelar, el doctor Hütter resulta sorprendentemente joven y afable: «Estoy tan sorprendido como todos». Pero sus 39 años son lo menos asombroso de Gero Hütter: Se dice que ha curado a un enfermo de sida. Este médico de la Clínica Franklin y experto en enfermedades de la sangre del hospital de La Charité de Berlín, se apresura a matizar: «Le he hemos engañado y ha desaparecido. Pero no quiere decir que no pueda volver a presentarse».
Podría estar escondido en el bazo, en las glándulas linfáticas o en las células nerviosas de este paciente estadounidense, de 42 años, del que no se ha revelado la identidad. «Hemos llevado a cabo una observación durante dos años, antes de anunciar nada, no hemos encontrado ninguna traza del VIH. Es un virus malicioso:
crees que lo has timado, pero él puede burlarnos más adelante. No, no hay motivo para la euforia, no tenemos la
certeza de que el virus no comenzará a autorreplicarse en un futuro». Incluso ha habido científicos que han puesto
en duda si todo no ha sido un montaje.
El asombroso caso del paciente americano de sida que, tras recibir un trasplante de médula para tratar su
leucemia, se encuentra ahora libre del virus VIH, ha despertado toda suerte de esperanzas en que, nuevas
estrategias de terapia génica, no directamente ligadas con las investigaciones contra el sida, podrían un día aportar
una cura a la imbatible plaga. Durante más de 600 días «esperamos una y otra vez las pruebas, de sangre, de
médula, de tejidos, temiendo verlo reaparecer», y aún el médico insiste en que «no se puede tener la certeza». «No
lo sabemos, podría volver en cualquier momento», concede Hütter, «pero el mero hecho de que no lo haya hecho»,
tras 20 meses de observación, «es ya un caso médico». Y un caso sensacional, tan raro y nuevo que requiere
divulgación: «Había leído algo hace diez años sobre la mutación Delta32 y lo recordé al preparar a este paciente
para el trasplante; pensé que tal vez podría funcionar».
Mutación genética
La mutación se descubrió al comprobar que, extrañamente, algunos gays nunca se infectaban de VIH, pese a
haber entrado en contacto físicamente. «Seleccionamos a un donante específico, con la esperanza de que con el
trasplante de sus células medulares podríamos, al mismo tiempo, eliminar la infección de VIH». Hütter no es un
experto en sida, sino un hematólogo, y se refiere a una mutación genética, presente en uno de cada mil
occidentales y que requiere ser heredada de ambos progenitores, que bloquea la molécula receptora CCR5
impidiendo que el VIH se cuele y se adhiera a las células. «Esto mismo lo intentan artificialmente algunos nuevos
fármacos», como el Selzentry.
Los jefes de La Charité no se mostraron comprensivos con la iniciativa, «la falta de garantías era total por lo
novedoso del procedimiento» y el coste era alto. Pero «me puse a rastrear un donante que tuviera el mismo tipo de
médula. De entre una lista de 80 posibles, el número 61 portaba la necesaria mutación. Fue una coincidencia muy
feliz».
De otro modo, «habríamos tenido que seguir el procedimiento convencional, porque el paciente no podía aguantar
más si queríamos curarle la leucemia, lo que era nuestra prioridad». La aparición de la leucemia no había tenido
nada que ver con el sida. Los médicos de La Charité reconocen que el planteamiento era arriesgado, «un 20-30%
no lo superan». «Antes del trasplante se le retiró el tratamiento contra el sida» por miedo a que interfiriese en la
supervivencia de las nuevas células medulares. Cuando se retiran las medicinas, el virus del sida suele acelerar su
presencia en cuestión de semanas.
Luego, «sometimos al paciente a una fuerte terapia química y
radiactiva, a fin de matar las células infectadas de su médula y dejar
desarmado su sistema inmunológico». En cualquier momento se
podía haber quedado allí. «La apuesta arriesgada consiste en rebajar
VIH clandestino
Especial: La situación del SIDA
«El VIH es un virus
malicioso: crees que lo
has timado, pero él puede
sus defensas hasta el punto en que las nuevas células mutadas
pudiesen rechazar el virus por sí mismas».
Caso excepcional
Hütter dice que han esperado todo lo posible para dar a conocer el caso, «necesitábamos estar seguros de que no
hubiera reaparecido en otros órganos, algo que es habitual con el paso del tiempo». «De hecho sólo se considera
curado a un enfermo de leucemia si no se han vuelto a presentar células cancerígenas a los cinco años». En un
caso «tan excepcional», no obstante, no son de aplicación los plazos habituales.
El director de la Clínica Franklin, para Hematología y Oncología,
donde ha tenido lugar el hito se dice «muy orgulloso de este avance».
Pese al hito, el equipo en torno a Hütter desea minimizar las que llama
«falsas esperanzas despertadas». De hecho le parece «poco serio
hablar de curación, como se está haciendo».
Además, la falta de comprensión exacta de «cómo se ha producido la desaparición efectiva del VIH nos deja al
albur de qué pasará y cómo proceder». Pero lo más importante del caso es «el mensaje psicológico para los
enfermos» de sida: «Saben que se sigue investigando y pueden abrirse nuevas posibilidades a cada momento»,
como ésta. Y sean galgos o podencos, «lo que está claro es que en estos momentos no hay demostración científica
de que el VIH siga en el cuerpo del paciente».
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